jueves, 22 de septiembre de 2011

LA ESTRUCTURA DEL CLIENTELISMO Primera parte


HOV 1861 09 09 2011. Reedición de la original HOV 1997

Guadalajara de Buga 09 Agosto de 2011

LA ESTRUCTURA DEL CLIENTELISMO

Primera Parte

En Colombia llamamos clientelismo la entrega o negociación de los bienes públicos y el otorgamiento de exclusivismos y privilegios a particulares a través del poder político. Los que reciben los beneficios se llaman “clientes”. Los que lo otorgan, políticos corruptos. Es una de las actividades delincuenciales de más alta rentabilidad en Colombia, “merito” que comparten con el narcotráfico y la narco-guerrilla y el paramilitarismo. La más cobarde de todas, por solapada, es el clientelismo.

Es un delito que los políticos cometen contra el mismo pueblo que los endiosó. A la sombra y con el apoyo del poder que les entregaron. Es lo que le confiere su carácter alevoso.

En su cumplimiento, el político pone a marchar al revés cualquier disposición, decreto, Ley o acuerdo que se halla hecho en el país para proteger la honra y bienes de los ciudadanos y entra sin ninguna consideración ni escrúpulo no solo en el tesoro público sino en cualquier posesión, derecho o disfrute personal o colectivo de las gentes que nos agrupamos bajo el cielo patrio.

En manos corrompidas, el poder del estado es omnímodo y brutal.

Es ingrediente clave en el coctel de bandidaje que ha convertido a Colombia en un país paria, en una nación de leprosos.

Los colombianos no somos menos que ninguno de los pueblos que nos acompañan en la tierra, ¡no faltaba más!

Esas dudas que el delito ha sembrado sobre nuestra calidad étnica las estamos superando poco a poco gracias a los esfuerzos de Gabriel García Márquez, de los científicos Patarroyo y Llinás. Con Cesar Rincón y Lucho herrera, con Faustino Asprilla y la Selección Colombia del 5-0 que sabemos, con María Isabel Urrutia, con Luz Marina Zuluaga y nuestras virreinas universales de la belleza, y con otros como ellos o parecidos.

La cosa no es por ese lado.

Lo que pasa es que con el invento del clientelismo político se le abrió un camino muy amplio al delito. La posibilidad de hacerse rico con poco o ningún riesgo es demasiado atrayente para cualquiera.

Al principio se hizo con algún recato, pero la vista gorda que hicieron los mecanismos de control allanó el camino. Se oyeron algunas protestas débiles, que no salieron de los pasillos del poder. Y pasó rápidamente los niveles del delito mal investigado para ubicarse insolentemente en los de la imposición agresiva y del robo descarado.

Allí hay que pararlo, porque llegó demasiado lejos.

1 comentario:

  1. Este es un escrito de 1997 y lo repartíamos en la Hoja del Voto Inteligente.

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